Te decimos los conocimientos básicos necesarios para producir semillas de cebolla de variedades locales tradicionales evitando, en lo posible, pérdidas de calidad por un incorrecto manejo y pérdidas de pureza por mezclas con otras variedades.

 

Conocimientos básicos

La cebolla es una especie hortícola que se reproduce por semillas y completa su ciclo en dos años (especie bianual). En condiciones normales, la floración se produce el segundo año de cultivo, es decir, cuando se hace la plantación de bulbos.

En ocasiones es frecuente que las plantas florezcan prematuramente el primer año, sin embargo, las semillas que se produzcan en esta floración no es conveniente sembrarlas, pues estaríamos reproduciendo una característica que no nos interesa porque los bulbos de plantas prematuramente florecidas no son comerciales.

Sólo se deben producir semillas de cebollas de
variedades locales, nunca de variedades comerciales.

Para producir semillas de cebolla con unas mínimas garantías, hemos de cuidar algunos aspectos durante el cultivo del primer y segundo año, y hacer una selección básica como explicamos a continuación.

 

Primer año: de la semilla al bulbo

El primer año se deben descartar las plantas que estén visualmente enfermas, eligiendo las vigorosas y con las características propias y más destacadas de la variedad. Mientras se produce el llenado de los bulbos en campo, es conveniente no aplicar abonos nitrogenados y al comenzar a tumbarse las primeras plantas dejar de regar para favorecer el tumbado de las demás.

Cuando todas (o casi todas) las plantas estén tumbadas sobre el suelo, se recogen y se dejan secar sobre el suelo. Una vez las hojas y tallos se secan totalmente se seleccionan, de entre todas las cosechadas, las cebollas que se van a dejar para obtener semillas. Esta selección debe hacerse para evitar transmitir a la descendencia características indeseables y homogeneizar la producción.

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Los criterios de selección son:

  • Tamaño medio, lo ideal es entre 5 y 7 cm de diámetro.
  • Forma y colores característicos de la variedad, nunca seleccionar bulbos dobles o deformados.
  • Estar sanos y exentos de plagas.
  • No tener el cuello ancho. 

 

Segundo año: del bulbo a la semilla

Es recomendable plantar sólo las cebollas sanas que son las que tardan más en brotar, es decir, es conveniente retrasar un poco la fecha de plantación y esperar a que empiecen a brotar. Se seleccionan las cebollas que no han brotado cuando las demás sí lo han hecho. Por esto, la plantación debe retrasarse un poco, siendo recomendable entre octubre y noviembre. La floración se induce con temperaturas bajas y longitudes del día creciente.

Los bulbos se plantan generalmente en surcos distanciados 0,5-1,5 m,
con separaciones entre cebollas próximas a 30-40 cm, tapando someramente la cebolla.

Para mantener la pureza de la variedad, se recomienda la plantación al menos a 300 m de distancia entre cultivares similares y más de 2 km entre cultivares distintos. Esto se debe a que se trata de una especie que es polinizada por insectos y pueden polinizarse entre sí variedades distintas que se encuentren próximas (polinización cruzada).

 

Recolección de la semilla

El mejor momento para la cosecha se produce cuando la flor adquiere una tonalidad verde pálido, casi beis, y se hacen visibles alrededor del 10 % de las semillas. Cada planta produce entre 8 y 14 inflorescencias que a su vez tiene de media 400 flores, aunque todas no son fertilizadas. Cada flor puede llenar hasta 6 semillas, aunque lo más frecuente es que sólo cuajen 3 o 4.

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Un gramo de semillas suele contener

entre 250-350 unidades.

 

 

Las flores se cortan y se colocan en cajas o sobre sacos al aire para que se sequen, luego se desgranan.

Para separar las semillas viables de las fallidas y de los restos de flores, se aventan o, lo más común, se sumergen en agua. Las semillas viables van al fondo, y flotando quedan las semillas inviables y los restos de las flores, que se eliminan. Se extraen las semillas del fondo y se dejan secar al aire.

Conservación de la semilla

Las semillas, después de que se hayan secado, se pueden guardar en tarros de cristal herméticos. El factor que más afecta es la humedad y la temperatura.

Se pueden conservar varios años en condiciones de viabilidad, hasta el momento de la siembra, si las semillas se desecan bien y se guardan en temperatura baja (5 ºC aprox), s

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